lunes, 27 de octubre de 2008

Qué pasó después del primer encuentro cara a cara (Red de tesistas)

Iba a sentarme a escribir sobre todo lo que generó en mí el primer encuentro cara a cara respecto a eso que escuchamos promocionar a Aníbal por los pasillos: “una red de tesistas de comunicación”. Muchos comentarios “hicieron ruido” en mi cabeza desde el jueves, durante todo el fin de semana, luego de nuestro primer encuentro. Este lunes por la mañana, con mucho entusiasmo, encuentro en mi casilla de e-mail varias invitaciones de quienes estuvimos sentados a la mesa redonda, a continuar con nuestra puesta en común vía otros medios. Pienso que estos hechos prueban la gran necesidad que tenemos, (creo todos) los que nos acercamos “ a ver qué pasa” en esa reunión, de compartir, poner en común, expresar nuestras vivencias como alumnos que están en la etapa de hacer la tesina. Leo y releo lo que cada cual posteó. Crece mi entusiasmo, mi impulso por escribir me lleva a entrar en conversación con todo lo que he leído hasta ahora, además de hacer mi propia exposición.

Claro está: no nos juntamos a hacer catarsis. No es el propósito que nuestras habladurías (todas las que acontezcan desde el mencionado primer encuentro) queden sólo en eso. No es casual que al hablar sobre “en qué ando” con relación a esta situación de hacer la tesina, mi inquietud inicial sea “espero engancharme en la red, ser parte del proceso, pero también lograr el resultado”. Es decir, me dejo atrapar, pero quiero seriamente dejar de ser un nodo de esta comunidad, porque eso querría decir que conseguí el propósito que me está haciendo partícipe de ella: elaborar mi tesina en el marco de una comunidad de intercambio que persigue el mismo fin. Como bien se ha dicho: “no seremos tesistas crónicos”.
Sin más rodeos, mi situación respecto a la tesina es la siguiente: no he cursado el taller de tesina, rendí Metodología de la Investigación a principios del corriente, y esa práctica pienso que me ejercitó lo suficiente como para empezar a pensar en la elaboración de mi tesina, y ergo, poner manos a la obra. Ahora, finalizando el cursado del año, me siento atraída por esta propuesta de la comunidad en red, y así se potencia mi deseo de dedicarme a hacer mi trabajo de investigación. Qué mejor forma que iniciarlo de la mano de quienes están en lo mismo.
Algo que señalo de lo que he leído de mis compañeros es la narración de los intereses, gustos, recorridos propios de cada uno al hablar de la temática de la tesina. Mi parecer es que ello demuestra que ya se le está poniendo el cuerpo al proyecto.
Mi turno: no tengo en claro qué quiero investigar. Algunos planteos que me inquietan:
el primero tiene que ver con la aplicación de las TICS en el campo de la Educación., algo que siempre me interesó. Una primer propuesta que esbocé como objetivo general es la siguiente: aportar al conocimiento del uso de las nuevas tecnologías en relación a los procesos de enseñanza-aprendizaje gestionados en el campus virtual de la UNR. Mi objetivo particular es conocer cómo los alumnos y docentes se apropian de los diferentes recursos que el campus les brinda para interactuar (e-malis, blogs, chats, foros). Y ahora que lo redacto, se me ocurre: ¿y si mi investigación se centra en conocer qué sucede al interior de la Comunidad del Seminario de Integración y Producción 2008?
El encuentro cara a cara del jueves me disparó otro interés de investigación, que pude construir en estos términos: “cómo se inicia y sostiene una gestión estratégica de la comunicación al interior de una organización”: el caso de la institución XX. Esto que me planteo es un interrogante que hace mucho “me persigue”, y se relaciona con una investigación respecto a las Comunicaciones Internas que llevé a cabo en una materia electiva en el año 2006. Oh! Pequeño detalle: no tengo tal institución a mi disposición por el momento, sólo el planteo de un gran interrogante, y una inquietud tremenda por conocer respuestas. Este tema emerge a raíz de los comentarios iniciales del primer encuentro, de trabajar alguna tesina más bien aplicada, es decir, que no se escinda del campo de la realidad que nos preocupa. Colegas tesistas, espero ansiosa conocer vuestro parecer al respecto. Un gusto.

“En la universidad no hay otra experiencia que la del trámite”

Página 12, año 2007


La psicóloga y profesora Raquel Bozzolo analiza, en diálogo con Página/12, las condiciones de la vida universitaria y cómo afecta a estudiantes y docentes una “subjetividad gestionaria”.


Por Javier Lorca
La universidad como una máquina productora de títulos. Entre sus engranajes, los estudiantes y los docentes, limitados a repetir una sola experiencia: la experiencia del trámite, burocrático y despersonalizado. A partir de esas características, la psicóloga Raquel Bozzolo, profesora de la Universidad de La Plata, reflexiona –en esta entrevista– sobre los sujetos y las instituciones que hoy configuran la vida académica.
–¿Por qué piensa que las formas de transmitir saberes en la universidad ya no son efectivas?
–Trabajando las tesis de Ignacio Lewkowicz y la idea de que en momentos de mucha información hay poca comunicación, pensamos que la enseñanza empieza a perder sentido como transmisión de unos hacia otros. Los docentes suelen decir que los estudiantes los miran con cara de vaca, frase terrible pero cierta. El docente trata de encontrar una cara que no sea de vaca para apoyarse y hablar con sentido, porque, si no, termina dándole clase al grabador y ahí no hay diálogo. En esas condiciones, empezamos a ver que leer un artículo y discutirlo con los alumnos no tenía sentido. Cuando les decíamos que leyeran la bibliografía ocurría que en los primeros prácticos luchábamos para que leyeran, después nos desesperábamos, les hacíamos fichas, pero lo sorprendente era que para el examen final leían. Y cuando leían, ellos se sorprendían y encontraban cosas interesantes. Pero en ese momento ya se estaban yendo. Los tiempos programados de teóricos y prácticos no tienen nada que ver con la vida real de los estudiantes.
–¿Qué pueden hacer los docentes?
–Nosotros tratamos de intervenir, de romper las inercias que hacen que los alumnos se automaticen y pongan esa cara de vaca. Al principio dábamos clases expositivas, pero cambiamos. En general, la primera clase no es una clase, sino una experiencia con diálogos sobre lo que hacemos en la universidad, confesiones sobre lo que nos pasa a los docentes y, a la vez, provocamos a los estudiantes para que se presenten de un modo diferente a ese estar automático. Es más la idea de laboratorio que de clase. Primero generar diálogo para después poder ir y encontrar con los estudiantes algo en los textos. Hacemos una circulación de los textos por mail, no sólo a través de la fotocopiadora. Pareciera que, mandado personalmente y en función de una discusión concreta, un texto es leído de una manera distinta que si lo van a comprar como parte del módulo tal.
–Pesa la relación personal.
–Sí, pero es una relación que cuesta construir, porque hay mucha desconfianza. Pero, claro, todo esto significa hacer cada encuentro con poca planificación y es complicado. Cuando intentamos socavar lo naturalizado, al principio los estudiantes suelen sentirse muy inseguros porque les quitamos apoyaturas. Hasta que empiezan a ver que se abre la posibilidad de pensar, que puede ser grata y liberadora. Como les quitamos apoyatura, tratamos de darles otra que, por lo general, pasa por armar un clima de grupo. Y ahí viene otro problema: los principales desapoyantes son los compañeros. Si alguien entra en el clima de trabajo, suele ser visto como una especie de traidor y lo dejan solo. Los compañeros no acompañan.
–¿Cómo llegan los estudiantes a ese “estar automático”?
–En general, los estudiantes relatan que el 1er. año de la carrera fue de mucho deseo, pero que ya en 2º se dan cuenta de que si trabajan desde el deseo no aprueban o aprueban con notas bajas. Entonces empiezan a cursar sólo para escuchar qué palabra, qué giros, qué orientación tienen que adoptar para aprobar. Buscan una clave como guía para pasar. Como Zelig, se acostumbran a asumir el lenguaje, la modalidad y los intereses de cada cátedra hasta terminar la materia. Una vez que aprobaron, se olvidan todo. Es incorporación y emisión, no hay experiencia. Si un autor o un tema les interesa, aprenden a relegarlo para otro momento. Se ha vaciado la organización que daba sentido a estudiar en la universidad. Hacer la carrera es correr. Cada materia es un obstáculo a saltar. Van a la facultad a escuchar y, si los interpelamos, hablan sobre lo que sienten pero al modo Gran Hermano, es decir, de una manera modulada por lo que suponen que se espera de ellos. Tienen siempre alerta la antenita tratando de captar “¿qué espera el docente de mí?”. Es la necesidad de ser eficaces y aprobar. Eso hace que el estudiante deje de ser un sujeto interesado por estudiar. Y la universidad deja de ser un lugar donde se alienta a producir ideas y pensamiento. Desde lo institucional, los planes de estudios tienden cada vez más a producir profesionales.
–¿Necesariamente el modelo profesionalista produce esta clase de sujetos?
–No, hay otros factores relacionados con lo que llamamos subjetividad gestionaria. La universidad es una máquina gigantesca de producir títulos... La universidad forma una manera de ser habitada que nos va tomando a docentes y estudiantes, y es una manera trámite, la eficacia en el trámite. Para los docentes lo eficaz es terminar de dar la materia a fin de año, sacarnos de encima los exámenes, presentar programas, lograr subsidios, tener respeto de los pares. Para los estudiantes, se trata de rendir materias y recibirse pronto. Sienten que estudiar en la universidad es el trámite de sacar el título. Su miedo es atrasarse. Son mitos que organizan ese tiempo del sujeto contemporáneo, el apuro y la ansiedad de suponer que adelante está algo mejor, nunca la posibilidad de habitar el presente. En la universidad, este rasgo de la subjetividad contemporánea dificulta la formación. Si no habitás el presente, si al cursar no vivís una experiencia, después no queda registro alguno, no quedan marcas. El punto central es que en la universidad no hay otra experiencia que la del trámite. Y el trámite hasta puede ser muy lucido, puede ser dar un excelente examen, pero es trámite en el sentido de que no se le produce nada a la persona que lo está haciendo.
–¿Qué otras condiciones de la universidad inciden?
–Por un lado, ya no existe el acto pedagógico tradicional, porque no hay autoridad, no hay consistencia del saber en el otro, no hay ese depósito de confianza en que el otro tiene algo que me va a servir. Este es un quiebre que sufre toda la educación, incluso la crianza de los hijos, toda construcción tutelada de subjetividades. Después sí vienen condiciones propias de la universidad. La masividad genera situaciones terribles de anonimato y el anonimato, en lugar de vivirse como un padecimiento, pasa a ser un refugio. Sólo después de que logramos interrumpir esas cosas los estudiantes pueden reconocer que habían padecido el anonimato o la soledad, y detectan que lo que parecía cómodo no lo era.

martes, 8 de julio de 2008

miércoles, 25 de junio de 2008

¡Use protector solar!
Es el título del video que seleccioné en la clase del Laboratorio del miércoles 25 de Junio para practicar cómo publicar videos en nuestro blog. Próxima consigna a realizar: la publicación de una noticia u opinión conjuntamente con un video relacionado.

El video que elegí durante la clase nunca me canso de volver a verlo; es uno de mis favoritos, y su contenido es para mí un canto a la vida.

martes, 13 de mayo de 2008


Presentación

¡Hola a todos! Soy Romina, tengo 25 años y celebro este espacio y la ocasión de presentarme ante la comunidad del Seminario de Integración y Producción 2008 mediante el mismo. Dispongo de contadas oportunidades para socializarme cara a cara con el grupo.
Así que festejo la creación de este blog como una búsqueda de nuevos espacios en los que interactuar con los demás integrantes de la comunidad de este Seminario en la Facultad.
Quiero continuar mi relato de presentación narrando mi relación de “encantamiento” con el mundo virtual. La misma se origina durante el primer año de cursado de la Licenciatura, al elegir cursar el taller “Redacción I” en la modalidad “semi presencial” ó a distancia. Esta elección no fue casual: nunca residí en Rosario y cursé toda la carrera yendo y volviendo en el día desde mi cuidad natal (San Nicolás) para asistir a clases. A partir de este cursado a distancia inicié un vínculo muy particular con la PC, Internet, los correos electrónicos y el material multimedia en el que estaban todos los contenidos (textos obligatorios, bibliografía complementaria, artículos, etc.) a estudiar en el marco del taller. Tal fue el encanto por esta modalidad de estudio a distancia en la Facultad, que mi trabajo final del taller consistió en la narración de mi propia experiencia como alumna universitaria cursando el taller en dicha modalidad, contando también las vivencias de algunos compañeros y de una de las docentes que trabajó a distancia. Esta temática no dejó de ser recurrente entre mis intereses. Tal es así, que mi presentación para el examen final de la Materia Metodología de la Investigación en Comunicación consistió en exponer cómo esa investigación periodística, que realicé en primer año sobre el cursado de Redacción I a distancia, podría replantearse para adquirir el carácter de investigación científica, siendo la distinción entre práctica profesional del Comunicador e investigación científica uno de los puntos del programa de la materia Metodología.
Trabajo en relación de dependencia en el área administrativa de una empresa.
De mi actividad laboral podría destacar el uso diario de la PC. Ella es una de mis principales herramientas de trabajo. Microsoft Outlook es el programa que tengo abierto desde que ingreso hasta que me retiro. La gran parte de los pedidos que recibo para ejecutar tareas ingresan a la Bandeja de entrada de mi correo electrónico. Entre otras cosas, me dedico a: hacer traducciones de español a inglés o de inglés a español, coordinar viajes, corregir textos, redactar comunicados, imprimir archivos adjuntos, armar carpetas con los mismos, etc.
Cuando finalizo mis tareas laborales, al menos dos veces por semana practico Natación. Me gusta ver cine y reunirme con mis amistades a saborear una buena comida.
Considerando algunas cuestiones anteriormente mencionadas, se revela que las materias que más me interesaron fueron: Redacción I y II (por el placer de la lectura y la escritura); Lenguajes I, II y III; Comunicación Estratégica I y II, materias más vinculadas con el quehacer del Comunicador al interior de las organizaciones; el Seminario de Investigación I: “Culturas e Identidades”, un espacio (de)constructivo, no convencional dentro del ámbito académico; mi primer Electiva: “Comunicación y Gestión de Recursos Humanos”, que me apasionó permitiéndome repensar los roles del Comunicador al interior de las organizaciones y sus diferentes formas de agregar valor desde una Gestión de Recursos Humanos; el Seminario II: “Gestión Estratégica de la Comunicación en las organizaciones”, que precisamente trata sobre la parte de la carrera que más me interesa: la orientación hacia lo institucional/organizacional y Metodología de la Investigación en Comunicación.
Con respecto al uso que hago de las tecnologías de la comunicación, me gustaría comentar lo siguiente: hago un uso que llamo “práctico” del celular (vía llamados y por sms): para coordinar encuentros, y saber si el otro está bien, si llegó bien a destino, por ejemplo, y no más. Detesto recibir y reenviar cadenas de email que contienen archivos en Power Point adjuntos. Sí me agrada recibir y enviar correos electrónicos personalizados (las comunicaciones interpersonales por escrito.) Sobre el vínculo del Comunicador Social con las computadoras considero que éstas son una herramienta de trabajo de uso frecuente e ineludible en la actualidad.